Aunque América Latina y el Caribe es un territorio caracterizado por la diversidad étnica de su población, en muchos casos, dicha pluralidad ha quedado sometida a visiones identitarias uniformes y a proyectos políticos etnocéntricos. Este es precisamente el caso de Perú y su población afrodescendiente. Pese a que la comunidad afroperuana se encuentra desperdigada por todo el ancho del país, se ubican principalmente en las zonas costeras, y en ciudades como Lima, Callao, Pura e Ica.
Tal como ocurre en la mayoría de la región latinoamericana, la población Afroperuana posee una situación de desventaja frente a otros grupos étnicos. Según el EEPA (Estudio Especializado sobre Población Afroperuana), existe una diferencia sustancial en los niveles de ingresos de dicha población, ya que en su mayoría, los afroperuanos reciben una remuneración menor al salario mínimo mensual. De igual manera, la misma investigación señala que esta población carece de acceso a derechos fundamentales como la educación, y por lo mismo, padece de altos índices de pobreza.
A propósito de esta situación, el equipo de Somos Afro conversó con Sharún Gonzales, periodista afroperuana y destacada activista, quien reflexionó acerca de la situación de la población afroperuana, sus apuestas y desafíos; el activismo negro e instrumentos políticos como el Censo.
¿Cómo empezó tu proceso de activismo y como tuvó lugar la reflexión sobre el pelo y la feminidad?
Mi proceso de activismo arranca desde muy pequeña con una madre también activista. A los 12 años inicié una fase de aprendizaje como parte de la Escuela de Jóvenes Líderes Afroperuanos José «Pepe» Luciano, organizada por el Centro de Desarrollo Étnico (CEDET). Este momento marca un hito para mi activismo porque allí encontré otros jóvenes con experiencias de discriminación similares a las mías que, al mismo tiempo, querían contribuir a la construcción de una sociedad más justa y respetuosa de los aportes de los afrodescendientes al Perú. Así formamos en el 2005, Makungu para el Desarrollo, una asociación de jóvenes afroperuanos con el objetivo de visibilizar la cultura e identidad afroperuana. Ese fue mi primer espacio de activismo y de trabajo con mi comunidad. Desde entonces he formado parte de distintas iniciativas con mujeres, niños, niñas, adolescentes y jóvenes negros y afrodescendientes. Una de ellas fue AfroPUCP, un grupo de estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Perú, interesado en promover la investigación sobre la población afroperuana en el ámbito académico y articular las investigaciones en curso sobre el mismo tema. Las integrantes que iniciamos el grupo éramos mujeres y el tema del cabello solía aparecer como parte de nuestras conversaciones. Eso nos llevó a cuestionar y a repensar cómo el cabello está vinculado a la identidad de las mujeres negras y a situaciones de violencia y exclusión. El debate, aparentemente banal o meramente estético, sobre si debemos llevar el cabello liso o «natural» encierra aspectos sobre la autoestima de las mujeres negras, su acceso al empleo, a la educación e, incluso, a la vida social cotidiana.
¿Cómo describirías la situación de la población afroperuana?
Creo que existen dos palabras clave para describir la situación de la población afroperuana: exclusión e invisibilidad. Como otras poblaciones afrodescendientes en la región latinoamericana, los afroperuanos y afroperuanas vivimos situaciones de exclusión respecto al acceso a derechos como la educación, la salud y el empleo, por citar algunos. El discurso racista y la discriminación racial están fuertemente arraigados en la vida cotidiana, los medios de comunicación, la escuela, la familia, el aparato estatal, entre otras instituciones políticas, sociales y económicas. Hay aspectos menos explorados sobre la exclusión de la población afroperuana que giran en torno a su vínculo con el territorio y las políticas ambientales. En tal contexto, las mujeres, niñas, niños, adolescentes y población LGBTI afrodescendiente enfrentan situaciones específicas de vulneración de sus derechos. Considero que las consecuencias de esta compleja matriz de exclusión se acentúan con la invisibilidad de la población afroperuana como sujetos de derecho. Los afroperuanos y afroperuanas somos hiper visibles en ámbitos como el deporte, la música, la danza o la criminalización. Al mismo tiempo, la sociedad y la opinión pública pretenden ignorar las formas específicas en las que la raza, como una construcción social, afecta nuestras vidas y derechos. Esto, sumado al ampliamente difundido discurso del mestizaje, hace invisibles a las poblaciones descendientes de personas esclavizadas y perpetúa desigualdades.
En esa medida, ¿por qué resultan importantes herramientas como el Censo?
La ejecución del Censo con la variable étnica y racial es importante porque brinda visibilidad estadística a poblaciones tradicionalmente invisibilizadas. Como expliqué antes, la situación de la población afroperuana está marcada por la invisibilidad y el Censo es una herramienta importante para iniciar o afianzar la construcción de políticas públicas específicas. El último Censo Nacional de Población y Vivienda en Perú incluyó por primera vez, luego de décadas, una pregunta sobre la autoidentificación étnica y racial de los peruanos y peruanas. Tal cambio fue producto de un largo proceso y de la suma de esfuerzos de organizaciones de la sociedad civil indígenas y afrodescendientes. Aunque existen diversas expectativas sobre los resultados, que aún no son públicos, la inclusión de la variable étnica en el Censo abrió un debate en la sociedad peruana marcado por el rechazo a la nueva pregunta. Los medios masivos de comunicación y los medios sociales consignaron opiniones que contribuyen a identificar el discurso popular sobre la raza, la etnicidad, el racismo y la exclusión. Creo que ese es, por sí mismo, uno de los resultados del Censo que valdría la pena observar con más detenimiento.
¿Cuáles consideras son los principales retos de la población afrodescendiente en Perú?
Además de la invisibilidad y la exclusión, creo que uno de los retos de la población afrodescendiente es el refuerzo o reconstrucción de su identidad colectiva. Pese a que vivimos situaciones similares de exclusión y compartimos prácticas culturales, los afroperuanos y afroperuanas no conseguimos tejer vínculos comunitarios que se traduzcan en acciones políticas colectivas. Las razones detrás de esta problemática aún no son exploradas, pero destacaría a la estigmatización, los estereotipos y representaciones en la cultura popular como elementos que inhiben a la población a auto-identificarse como negros y afrodescendientes. El discurso del mestizaje según el cual todos somos resultado de una «mezcla de todas las razas» y, por tanto, iguales y la negación del rol del racismo en nuestra sociedad son también factores que dificultan abrir la discusión sobre identidades colectivas étnicas y raciales. El efecto de esto es que tenemos menos personas dispuestas a trabajar conjuntamente hacia el respeto y reconocimiento de la población afroperuana.
¿Cuáles han sido los principales logros en cuanto al reconocimiento de los derechos de la población afrodescendiente en Perú?
Los últimos años han incluido algunos sucesos importantes para el reconocimiento de la población afrodescendiente peruana y sus derechos. Desde el Perdón Histórico al Pueblo Afroperuano en el 2009, hasta la posterior creación de la Dirección de Políticas para Población Afroperuana en el Ministerio de Cultura del Perú, los procesos locales y globales de reconocimiento han ido dando frutos. Otros cambios en el Ministerio de Educación y en el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, también nos indican avances en la política específica dirigida a población afroperuana. El diseño del Plan Nacional de Desarrollo para Población Afroperuana 2016-2020 (PLANDEPA) representa un potencial progreso en la gestión pública a partir de que sea implementado. Sin embargo, aún queda pendiente evaluar si estos cambios en el aparato estatal realmente se traducirán en cambios en las condiciones de vida de la población afroperuana.