Duewhite Steve Garcia Guity nació en la comunidad garífuna de San Antonio, Colón (Honduras), que en lengua garífuna es conocida como «Margurugu», el 15 de enero de 1989; al son de los tambores, las campanadas de la iglesia que parecían anunciar su llegada, las olas del mar y la brisa que brindan las palmeras. Desde muy joven supo que debía dedicarse a las letras. En el año 2010 obtuvo el tercer lugar en el concurso literario “Lira de oro Varela y Varela» con su poema «El puñal de la tracción». En el 2013 participó en el festival internacional de poesía » El turno del disidente». En el 2014, su poema «Garífuna soy», se incluyó dentro de la antología de poesía hondureña: «En la quietud de los altares».
La literatura deviene en espacio de desterritorialización de los presupuestos humanos mas fijos. Es un lugar de contiendas, de luchas y de cuestionamientos. En este sentido, la poesía de Duewithe Steve García es un ejercicio en el que el autor y su mundo, vuelcan todas sus preguntas. Hablar de ser mujer y hombre afro se desplaza a una especie de fisura, de hendidura.
Los versos de Duewhite Steve García suponen una reconsideración a todo nivel de la subjetividad, así como un profundo cuestionamiento sobre las múltiples feminidades y las identidades étnicas. La escritura y el lenguaje son los espacios en donde se ponen en disputa dichas nociones y donde se materializan nuevas relaciones con la realidad. De ese modo, las letras del hondureño son políticas porque tienen la capacidad de reconfigurar los espacios y los roles.
El equipo de Somos Afro conversó con García, quien nos contó su opinión acerca de las dinámicas literarias de su país, su rol como poeta y su visión de la población garífuna en Honduras.
¿Cómo describiría la situación actual de la literatura y de la poesía en Honduras?
La situación de la literatura y la poesía en Honduras es difícil. No hay un apoyo real y efectivo para el desarrollo y crecimiento de las dinámicas literarias.
¿Cómo hombre garífuna, como se ubica en ese sistema?
La situación de la literatura, específicamente en la rama de la poesía en Honduras, es complicada. Y como garífuna no estoy aislado de esta situación, todo lo contrario, se torna todavía más difícil por el simple hecho de ser un hombre negro.
Hablando sobre tu poema, la voz poética allí es fácilmente confundible con la de una mujer, ¿por qué hablar sobre las mujeres negras y su identidad?
Soy un hombre que fue criado por 4 mujeres; la primera: mí madre Marta Gladys Guity Flores, quien falleció cuando tenía 3 años de edad. Algo muy complicado de explicar porque no todos creen en la vida y relación de los espíritus de nuestros ancestros. Luego de la muerte de mi madre, mi abuela materna, junto con mi tía, tomaron la batuta de mí crianza y formación. Fue una época de mi vida donde aprendí la importancia de amar a la familia sin importar las adversidades, en ese momento descubrí que el dolor de uno puede ser el dolor de todos.
Todas y cada una de esas mujeres tienen algo en común, son de un carácter indestructible, son negras orgullosas de su persona, cultura, arte e historia. Las características diferenciadas en esas cuatro mujeres y la que tienen en común, las encontré en Cintia Marizel Bernárdez García, quien es ahora mi esposa: una mujer brillante, hermosa, inteligente, negra, orgullosa, fuerte, valiente, etc.
Para no hacer más larga la historia, el cuerpo de este poema son cuatro mujeres en una (las mujeres de mi familia) quienes provocaron en mí ese sentimiento de pertenencia que me inspiró a escribir.
¿Cuál cree que debería ser la labor de un poeta y de la poesía en el contexto de su país y de América Latina y el Caribe frente a la situación de las comunidades afro?
La poesía en América Latina y el Caribe debe ser el arma de las comunidades Afro para promover desarrollo y conocimiento verdadero. El poeta debe buscar a través de sus letras: la inclusión, la reivindicación, la protesta, la libertad de los pueblos, la identidad, la fortaleza, la unión, etc.