La Organización de las Naciones Unidas celebra desde el 2010 el Día Internacional de la Lengua Francesa cada 20 de marzo como una forma de reconocer el multilingüismo y la diversidad cultural que ello conlleva. Once años después, se trabaja en visibilizar los aportes de los afrocaribeños francófonos en el Istmo de Panamá, quienes aportan a la riqueza que conforma el mosaico cultural que nos caracteriza como nación.
Hoy, 20 de marzo de 2021, Krishna Camarena Surgeon, Directora General de la Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afropanameños (SENADAP), toma la iniciativa de darle reconocimiento a esta fecha que va estrechamente ligada a nuestra herencia afroantillana francófona en el país. “La presencia del patois en las comunidades de los afroantillanos, se conoce etimológicamente procedente del verbo del francés antiguo «patoyer», y ese a su vez de patte (pata), que significaba «hablar con las manos» o «gesticular para hacerse entender»”, señala.
Para la directora de la SENADAP – instancia del estado panameño llamada a impulsar políticas públicas a favor de la población afrodescendientes del país – resulta primordial la visibilización de la francofonía en Panamá: “Mantiene viva la memoria histórica de Francia en el desarrollo de la vida nacional, desde el momento de la intención de la construcción del Canal y por la presencia de los afroantillanos en este proceso, que mantuvieron la forma oral de comunicación en el entorno panameño”.
Camarena Surgeon reconoce la importancia de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), nacida un día como hoy en 1970 y que está conformada por más de 88 países y gobiernos alrededor del mundo, incluyendo Panamá. Cada año, los miembros de la organización reiteran su compromiso con la lengua francesa y la expresión francófona. A través de la OIF también se promueven valores de paz, democracia, respeto a los derechos humanos, la solidaridad y el desarrollo sostenible, en el marco del diálogo y la cooperación entre los miembros.
El idioma francés tiene una larga historia y es utilizado en muchas culturas a través del mundo. “Al poeta y ex presidente de Senegal Léopold Sédar Senghor le gustaba decir: ‘En los escombros del colonialismo, encontramos esta herramienta maravillosa, el idioma francés’” menciona Florian Davrou, responsable de la parte de Servicio Cultural de la Alianza Francesa en Panamá.
Hoy en día, son más de 300 millones de locutores que hablan francés. Por su historia, este idioma se convirtió en una herramienta de comunicación entre diferentes países y comunidades muy diversas. Desde Camboya, hasta Tunicia, pasando por Suiza, Quebec o Haití, el idioma francés está presente en los 5 continentes y fue transformado y enriquecido por estas comunidades que dieron luz en 1970 en Niamey, Níger, a la OIF.
“Los países fundadores de esta organización, se dieron el objetivo de promover el francés bajo todas sus formas, promover la diversidad cultural y lingüística, promover la educación, los derechos humanos, la paz y la democracia y promover la cooperación entre países y comunidades”, agrega Davrou.
La presencia francesa en Panamá dista de ser reciente, de hecho, el francés en Panamá data de más de 150 años atrás, mucho antes de que incluso se pensara en la construcción del canal francés. La dedicación al trabajo de los franceses a pesar de los obstáculos que enfrentaron en el Istmo, fue realmente extraordinaria, más aún, por cuán diferente era el mundo en ese entonces y las expectativas de vida que tenían la mayoría de las personas.
Hubo franceses dedicados a la hostelería, restaurantes y establecimientos comerciales. A su vez, es primordial recalcar la presencia de afrocaribeños en la construcción del Canal de Panamá que motivó una gran migración desde las islas de Guadalupe, Santa Lucía y Martinica, todas colonias francesas. Los afrocaribeños vinieron a Panamá a trabajar en la obra dirigida por Ferdinand Marie Vizconde de Lesseps con la ilusión de apoyar económicamente a sus familias en el Caribe. Al fracasar el canal francés y declararse en bancarrota la compañía, muchos fueron abandonados a su suerte en el istmo.
El idioma francés y Panamá tienen una relación especial y una historia común desde hace mucho tiempo. “Durante la construcción del canal, muchos franceses de las islas caribeñas y del continente vinieron a trabajar aquí en Panamá. Muchos de estos trabajadores se quedaron, de tal manera que hoy, es común encontrar panameños con apellidos franceses. Por esta historia compartida y los intercambios que vienen de ella, la celebración de la lengua francesa en Panamá es la ocasión de acordarnos de estos vínculos que unen Panamá con el francés. También es la ocasión de construir referenciales culturales comunes además de los que ya compartimos para poder seguir desarrollando las cooperaciones entre Panamá y los países y comunidades de lengua francesa”, concluye Davrou.
Para Leonardo Rey Sidnez, presidente de la Sociedad Francesa de Socorros La Fraternidad (La Fraternité), menciona que “es importante como descendientes de Alkebulan (como prefiere llamar a África, siendo este su nombre original), que nosotros, nuestros hijos y demás generaciones por nacer, sepan las contribuciones que hicieron sus ancestros a su arribo a esta tierra”.
Sidnez, descendiente de migrantes de Guadalupe, tiene como misión en La Fraternité despertar el interés de actores públicos y privados por un proyecto de cooperación basado en el descubrimiento de las diásporas caribeñas de Panamá, la explotación de las oportunidades de mercado que ofrece el Canal y la (re)construcción de un espacio de recepción y encuentro para panameños y antillanos. Esta organización probablemente sea la organización de origen caribeño, con mayor antigüedad en Panamá, fundada el 4 de noviembre de 1917.
No obstante, Sidnez comenta que al igual que la población indígena, la mayoría de la población afrodescendiente se encuentra marginada del poder económico y social. “En Panamá hay tres provincias con grandes poblaciones negras. Las tres son las que menos infraestructuras sociales tienen para atender las necesidades de su población, aún cuando aportan grandes sumas de dinero al fisco. Por ende, saber la historia provee a la juventud de información necesaria, para luchar por los beneficios que se les adeuda a través de los años.”
A su vez señala que “la mayoría de los ciudadanos norteamericanos, que fueron reclutados para trabajar en la obra, provenían del sur del país. Cuando arribaron a tierras istmeñas, trajeron consigo su racismo, discriminación y la puesta en práctica de las inhumanas y abominables leyes conocidas en los Estados Unidos como “Jim Crow Laws”. Estas leyes de apartheid no fueron denunciadas y mucho menos combatidas por los gobiernos oligárquicos panameños de la época” asevera Sidnez.
“Ante la magnitud de los abusos, sufridos por los afrocaribeños, los mismos se aglutinaron con el propósito de socorrerse entre sí; como bien lo refleja su nombre: Sociedad de Socorros Mutuos. Se ayudaban mutuamente en momentos de crisis por enfermedad, desempleo, repatriación o muerte. Hoy seguimos apoyándonos para los fines antes mencionados, a excepción de repatriación, porque todos los miembros son panameños”, concluye.
Para terminar, queremos recordar el llamado de la ONU a reconocer el multilingüismo como factor esencial en la comunicación armoniosa entre los pueblos y las diferentes comunidades, tanto en Panamá como en el resto del mundo. En el Día Internacional de la Lengua Francesa, celebramos en Panamá el francés porque creemos que el multilingüismo es de particular importancia para promover la tolerancia y asegurar la participación efectiva de todos en el trabajo de la preservación histórica y cultural que conforma nuestra nación.