28/09/2018
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“Mi lugar como mujer afro es desde la resistencia, la lucha y la identidad”.

La visión que muchas personas parecen tener de Argentina se basa en la homogeneización de su población. Para muchas de esas personas, todos los argentinos comparten rasgos fenotípicos, culturales e históricos; y por ende, no existe la diversidad étnica que es común denominador en el resto del continente. De esa aparente certeza, surgen muchísimos cuestionamientos, el más importante para nosotros: ¿hay población afrodescendiente en el país austral?

Lo cierto es que sí. Los datos revelados durante el último censo realizado en el 2010 revelan que al menos el 5% de la población tiene ascendencia afro. De ser esta cifra exacta, la pregunta es porqué en Argentina existe este afán por invisibilizar de tajo a toda la población afro y todas las contribuciones que le han hecho a la nación. La presencia de personas afrodescendientes en Argentina se explica cómo se explica este fenómeno en todo el territorio americano. Es decir, a Argentina llegaron durante el siglo XVIII, personas provenientes del África Subsahariana, víctimas de la trata transatlántica de esclavos. Más tarde, durante las guerras independistas, fueron usados como carne de cañón. Esto y las migraciones masivas de europeos, junto con un proyecto político eugenista y eurocéntrico, posibilitó la disminución, invisibilización y estigmatización de la población afro, padecimientos que prevalecen hasta hoy.

Los afroargentinos descendientes de africanos, han aportado sustancialmente a la construcción de este país, contribuyendo a su cultura, arte y tradiciones. Pese a que históricamente se les ha negado su derecho a denominarse argentinos; muchas de estas personas se proponen rescatar y visibilizar su historia y su origen. Entre ellos se encuentra Lisa María Montaño Ortíz, una colombiana, radicada en Argentina, quien ha venido trabajando por el fortalecimiento de la población afroargentina. Lisa es periodista y activista y ha dedicado parte de su trabajo al empoderamiento de las comunidades afro en este país. El equipo de Somos Afro conversó con ella para conocer su experiencia sobre la discriminación, el racismo, el empoderamiento y el feminismo negro en el territorio argentino.

S.A: Para ti, ¿Qué es es ser una mujer afro en Argentina?

L.M ¡Uuuff!…es tantas cosas que trataré de condensarlo en un par de líneas. Mi lugar como mujer afro es desde la resistencia, la lucha y la identidad. Cada día debemos enfrentarnos a los estereotipos que la sociedad ha impuesto a nuestra feminidad negra. Se trata de deconstruir día a día los prejuicios en relación a los lugares que nos han asignado casi que como decreto, por ejemplo: el hecho de que mi tez sea oscura, que tenga un cuerpo de curvas bien marcadas, labios gruesos y personalidad extrovertida, no significa que necesariamente debo ser bailarina de samba o prostituta. Ser negra, ser una chica afro en Argentina, es luchar para que de una vez por todas se entienda que somos mujeres igual que las demás y que es necesario que se deje de enfatizar en nuestra negritud para poder desempeñarnos en cualquier ámbito. También ser mujer afro implica identidad, porque hemos logrado empezar a amarnos y valorar nuestras raíces afro; a llevar nuestros rasgos y nuestros pelos enrulados, enmarañados, ensortijados con fuerza y dignidad. Hemos logrado entender que no somos parte de un canon de belleza homogéneo sino, que somos diversas y poderosas.

S.A: ¿Cómo describirías la situación de las personas afro en Argentina?

L.M: La situación de los afrodescendientes en Argentina es compleja por diferentes factores:

Primero, el estado sigue en deuda con la población Afroargentina, siguen invisibilizados en los datos y ante la sociedad. Segundo, dependiendo de tu lugar de origen y condición social, será tu experiencia en el país. Tercero, No hay voluntad política para terminar con los actos de intolerancia, racismo y discriminación.

Mi realidad, no es la misma que la de un migrante africano y su familia. Ellos por el simple hecho de no dominar el idioma, no contar con las garantías por parte de su país y mucho menos la del país al que han llegado, viven un verdadero calvario. En los últimos dos años, la persecución y estigmatización hacia los africanos es preocupante y lamentable.

S.A: ¿Crees que los medios de comunicación contribuyen a las dinámicas de discriminación y racismo?

L.M: Por supuesto que sí. La negritud sigue escondida para los medios de comunicación argentinos. De cada diez notas, una o ninguna habla de algún tema relacionado a la afrodescendecia o a alguno de sus integrantes. Sin embargo, esa mínima publicación no significa que sea en pro de disminuir o contribuir a erradicar el racismo o a mejorar las condiciones de desigualdad con el resto de la población. La sociedad argentina no se percibe racista porque tiene implícita está práctica es su construcción social y hasta en su lenguaje. Por ende escuchar expresiones como “día negro”, “jornada negra para el Gobierno”, “trabajo en negro” o en el peor de los casos “negro de m…”, no es algo que conductores, periodistas, o ciudadanos de a pie se cuestionen.

S.A: Como periodista ¿has enfrentado prácticas discriminatorias, basadas en estigmas raciales y de nacionalidad dentro de tu profesión?

L.M: Ejerciendo el periodismo la verdad es que no lo he experimentado de forma directa. Pero, si noto en los textos de periodistas no afro una necesidad absurda de remarcar el tono de piel o los orígenes de algún afrodescendiente que por “x” o “y” motivo deben plasmar en sus notas. Entonces si están hablando de algún director de cine, cantante o quien sea; si es afro, sus rasgos étnicos parecen ser más importantes que su trayectoria profesional o el motivo que les haya llevado a escribir sus artículos. Esto lo vi de forma alevosa, cuando se trato de escribir sobre la película The black panther.

S.A: Desde tu activismo como mujer afro ¿Cuál crees que es el mayor reto, al cual se enfrentan las mujeres afro dentro de la sociedad Argentina?

L.M: El mayor reto creo que es seguir ocupando espacios que por mucho tiempo fueron negados para nosotras. Ejercer profesiones en las que se pensó que teníamos derecho a habitar. Las mujeres negras no sólo somos amigas, madres o esposas. Somos diversas, estudiantes, docentes, periodistas, escritoras, políticas, emprendedoras, militantes y luchadoras. Las mujeres afro tenemos que seguir afianzado nuestra negritud en cada lugar que nos paremos